CADÁVERES EN CONSERVA

Ahora puede parecernos grotesco, pero lo cierto es que durante buena parte del siglo XX, los cuerpos embalsamados de líderes comunistas fueron parte de la iconografía revolucionaria mas notoria. El máximo exponente, la momia de Lenin, lleva descansando ya más de 90 años en un mausoleo construido en la Plaza Roja de Moscú para honrar la memoria del personaje más influyente del pasado siglo. Cada día, miles de personas acuden a este lugar, para presentar sus respetos al líder revolucionario o por mera curiosidad: no se ven muertos todos los días (en directo quiero decir, por la tele desgraciadamente sí). De momento parece ser que sus restos van a seguir allí expuestos, si bien la sociedad rusa se ha planteado darle sepultura tras la caída de la Unión Soviética, sin llegar a ningúna conclusión. Su sucesor, Stalin, o mas concretamente su cadáver embalsamado, ocupó durante un tiempo una plaza a su lado, como si quisiera que la muerte equiparase dos trayectorias que en vida habían sido tan diferentes, pero tras el proceso de desestalinización iniciado por Nikita Jruschov, Stalin fue retirado y enterrado detrás de la muralla del Kremlin.

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Vladimir Lenin (izquierda) y Iosif Stalin embalsamados y expuestos en la Plaza Roja de Moscú

En China, el otro bastión comunista después de Rusia, Mao Zedong reposa en su mausoleo en la plaza de Tian´anmen. Allí, como en Moscú, una larga cola de personas espera cada mañana su turno para ver con sus propios ojos el cuerpo del Gran Timonel. Pero al contrario que en Moscú, dónde la mayoría de los visitantes son turistas, aquí son los ciudadanos chinos los que llenan de flores amarillas el vestíbulo como muestra de respeto. Al fin y al cabo, y pese a los errores garrafales del maoísmo, pesaron más los aciertos, y la figura de Mao sigue siendo venerada en China, si bien el sistema económico actual en el país difiere mucho de su doctrina. Otro lugar dónde se forman amplias colas de visitantes locales es la plaza de Ba Dinh, en Hanoi, capital de Vietnam. Aquí descansan los restos del tercer icono comunista, Ho Chi Minh, o tío Ho, como lo conocen afectuosamente los vietnamitas. Este venerable anciano con aspecto de maestro shaolín fue el artífice de la victoria sobre los colonizadores franceses primero, y después el único que ha conseguido una victoria militar en una guerra contra los EEUU. El precio que pagaron por no plegarse a los deseos del tío Sam fue muy elevado, pero la dignidad vale cualquier sacrificio, y hoy día la lucha revolucionaria del Vietcong es un ejemplo para todos y cada uno de los movimientos antiimperialistas en el mundo. Paradójicamente, Ho Chi Minh no pudo ver la victoria final sobre los EEUU, y su cuerpo embalsamado hubo de mantenerse 5 años más en las junglas de Vietnam hasta que pudo ser instalado en su mausoleo.

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Ho Chi Minh (izquierda) y Mao Zedong embalsamados y expuestos en la plaza Ba Dinh y Tian´anmen, respectivamente

La lista no acaba aquí: Georgi Dimitrov o Klement Gottwald fueron tambien embalsamados, aunque sus cuerpos no aguantaron el paso del tiempo por razones biológicas o ideológicas. Además de los anteriores, ha habido otros dirigentes en la misma situación, si bien no pueden considerarse comunistas. Kim il-sung y Kim Jong-il, padre e hijo, reposan ambos en un enorme panteón en Pyongyang. Su sucesor en el gobierno, Kim Jong Un, previsiblemente descansará en el mismo lugar, en la única e inverosímil dinastía socialista de la historia. Agostinho Neto, presidente de Angola, compartió destino con todos los anteriores. Por su parte, Eva Perón tiene el honor de ser la única mujer cuyo cuerpo fue embalsamado.

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En el sentido de las agujas del reloj: los cuerpos embalsamados de Eva Perón, Klement Gottwald, Kim il-Sung y Kim Jong-il.

El por qué de esta solución a la muerte de los líderes de distintos procesos revolucionarios ha sido objeto de debate, máxime cuando la mayoría de ellos rechazaron en vida ser embalsamados al morir, y sus deseos posteriormente olvidados por sus sucesores. La respuesta quizá haya que buscarla en uno de los pilares de la ideología comunista como es el ateísmo. Tras calificar a la religión, muy acertadamente, como el «opio del pueblo», los dioses, los santos y los diferentes guías espirituales dejaron de ser un referente para los seres humanos en estos sistemas políticos, que buscaban liberarse del yugo de la superstición y la ignorancia elevadas a un altar. Pero la necesidad de ejemplos factibles (y reales) que demostraran la posibilidad de este cambio radical en la estructura social de la humanidad convirtió a personas como Lenin o Ho Chi Minh en poco menos que santos seculares, y la relevancia de su obra se fundió con su condición humana.  A este hecho hay que sumarle que, para los sucesores de la obra de estos primeros revolucionarios, siempre es más sencillo apelar a su legado si el cadáver está de cuerpo presente, aunque sea un cuerpo frío, con aspecto de un muñeco de cera, y encerrado en una urna de cristal. Pero no deja de ser contradictorio que movimientos que apelan a la emancipación del ser humano y a la liberación del yugo de la religión, conviertan a sus propios iconos en poco más que el brazo incorrupto de algún santo de medio pelo. Y eso que aún no se les han atribuido milagros…

MAS ARMAS EN SIRIA

Un ecosistema es, por lo general, algo muy delicado. Las relaciones que se establecen entre los seres vivos y el medio que lo componen son frágiles, y cualquier modificación ajena puede tener efectos devastadores. Roland Lorkowski, un biólogo alemán, trajo a España en 1972 treinta y dos alevines de siluro, un pez depredador de río que llega a medir dos metros y a pesar cien kilos. Lo hizo con el propósito de practicar la pesca deportiva en el pantano de Mequinenza. En la actualidad el siluro se ha instalado en varios ríos españoles, ayudado por la mano del hombre. Allí dónde habita, elimina otras especies y se hace dueño del entorno, sin encontrar ningún obstáculo más allá del sedal de los pescadores. Una vez introducido en el ecosistema, no existe manera de sacarlo.

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Explosión en Damasco.

Siria, a su manera, no deja de ser un delicado ecosistema. Fuerzas de distinto signo luchan por el control de un país en el que la «primavera árabe» dura ya dos años y es mas bien un otoño, porque allí no nacen hojas, mueren. Las tropas del gobierno intentan mantener la situación bajo control, frente a unas milicias rebeldes que han demostrado su capacidad de resistencia. El impacto sobre el entorno es demoledor. Millones de personas son forzadas al exilio o al hambre si tienen suerte, al dolor y a la muerte si no. Campamentos de refugiados se montan en los países fronterizos, a la espera de no se sabe muy bien qué. Miles de años de patrimonio del ser humano se convierten en toneladas de piedra, que sigue sin valer ni una sola gota de la sangre que allí se derrama.

Los países de alrededor se ven también afectados por este avispero surgido en el corazón de Oriente Medio. Vuelve a agitar los instintos de Israel, los de Hezbolá, y aunque estén mas lejos, los de Estados Unidos, los de la Unión Europea, los de Rusia. Son los sirios los que se están jugando la vida, pero son las potencias extranjeras las que están sacando rédito de ello. Poco a poco se va formando un mapa de alianzas dónde todos deben elegir su posición. Como durante la guerra fría, las disputas entre grandes se dirimen en países más pequeños, lejanos, distintos, pero no por ello menos reales. Dentro de esta estrategia, el penúltimo paso a sido dado por los Estados Unidos, al declarar que tiene pruebas irrefutables de que el gobierno sirio está utilizando armas químicas (dónde he oído eso yo antes…), lo que justifica entregar ayuda militar a los rebeldes sirios. Antes, Rusia anunció la venta de misiles a Bashar Al Assad, y mediante Margallo nos enteramos de que la UE, y con ella España, armarán también a los rebeldes. En Indra se frotan las manos.

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Rebeldes sirios ejecutando unos prisioneros.

Son ya noventa mil personas muertas, según la ONU. No parece que llenar aquello de armas vaya a tener ninguna repercusión positiva para los sirios. Y sobre todo, ¿a quiénes se les van a dar las armas? Los rebeldes han demostrado que pueden oponerse con determinación al gobierno de Al Assad. Pero más allá de la empatía que despierta una milicia con participación civil que lucha contra el poder dominante, no parecen tener un proyecto político definido que avale su lucha. Es más bien una mezcla de distintas tendencias de oposición, dónde se mezclan las aspiraciones democráticas más puras y las obligaciones religiosas mas opresivas. La entrega de armas a los rebeldes, como su venta al gobierno, altera profundamente el equilibrio de la zona.

Una vez más, Estados Unidos decidirá sobre el futuro de un país, armando a quién el considere mas afín a su proyecto imperialista. Pero, al igual que con la introducción de especies en un hábitat, esto puede tener consecuencias terribles. El mejor ejemplo lo tenemos muy cerca, en Afganistán, y en una situación muy parecida. Durante la Guerra de Afganistán en los 80, para debilitar a la Unión Soviética,  EEEUU armó y entrenó a una milicia de oposición, los talibanes. Lograron su objetivo inicial, repeler a las tropas soviéticas, pero pronto revelaron su carácter integrista y radical propio de los extremismos religiosos. Actualmente, los talibanes se han consolidado cómo un  grupo fanático que somete al país a una situación de violencia, intolerancia y represión que le impide avanzar en prácticamente todos los aspectos. Son como los siluros que Lorkowski introdujo en el pantano, ejerciendo su dominio absoluto y depredando sin compasión, a la vez que imponen a la sociedad su sistema de creencias. Siria corre el riesgo de acabar en una situación parecida, con grupos armados imponiendo su ley, y quizá no exista sedal que soporte el tirón cuando, si es que al final sucede, derroten a Bashar Al Assad.

NO JUZGUÉIS SI NO QUERÉIS QUE OS JUZGUEMOS

audiencia-nacionalletreroEn la calle Génova, más o menos a la altura del cubil del Partido Popular, está la Audiencia Nacional. Este tribunal, de jurisdicción estatal, es la estrella mediática del poder judicial español. En sus salas han sido procesados dictadores y músicos, pasando por un amplio elenco de individuos acusados de quemar una foto o dar dos tiros en la nuca a una persona. Saltan a la vista las diferencias. Sin entrar a valorar los hechos, cabe preguntarse cómo actos a priori tan diferentes pueden ser equiparados con tanta facilidad ante la justicia y presentados por los medios como merecedores del mismo trato. Esta disparidad de criterios viene dada por su carácter de tribunal de excepción.

 La Audiencia Nacional se crea por decreto-ley el mismo día que se suprime el Tribunal de Orden Público de Franco, encargado de castigar los delitos políticos. Fue a través de la Ley de Reforma Política, la última de las leyes fundamentales del franquismo mediante la que se pretendía hacer una «voladura controlada del régimen». Coincidencia o no, lo cierto es que de por sí resulta ilegal crear un órgano judicial por decreto-ley. Y poco ético, si encima quien lo elabora son las cortes franquistas. Además, son presumibles los vínculos de la Audiencia Nacional con el citado Tribunal de Orden Público, empezando por la ubicación, pero sobre todo con el Tribunal Central de lo Penal, un proyecto que no llega a materializarse, pero que sienta las bases del nuevo órgano: centralizar de alguna manera la administración de justicia y facilitar su uso en «casos excepcionales». Uno de los nombres que se barajó fue precisamente el de Audiencia Nacional.

 Las competencias que se le atribuyen a la AN quedan vagamente delimitadas en el ordenamiento jurídico, si bien su función principal será, juzgar los delitos tipificados como terrorismo, en un momento en el que ETA era de gatillo fácil, y los malogrados GRAPO intentaban la vía armada. Por eso no fue difícil dotar a la Audiencia Nacional de los instrumentos necesarios para procesar estos actos, entre ellos la incomunicación o «técnicas de persuasión». Además, este tribunal tiene competencias sobre muchas otras causas que vienen determinadas poco menos que al libre albedrío. Así, pudimos ver a Eric Stern y Jaume Roura procesados por quemar fotografías de Juan Carlos y Sofía en un acto independentista en Girona, porque los delitos contra la monarquía los juzga la Audiencia Nacional. En cambio, va a ser más difícil ver allí a Iñaki Urdangarín, porque los delitos cometidos por la monarquía no los consideran de su incumbencia. El juez Ismael Moreno rechazó aceptar la causa en la AN y la derivó al juzgado de Palma. Quizá con el tiempo se enteren de que el mayor ataque a la monarquía española desde el 78 ha sido el caso Noós, y entonces sí, veamos a Iñaki juzgado en la AN.

 A la amalgama de competencias que poseen hay que sumar el crimen organizado, el narcotráfico, la falsificación de moneda, impugnación de convenios colectivos, recursos contencioso-administrativos del gobierno o crímenes cometidos fuera del territorio español contra ciudadanos españoles. Fue precisamente esta disposición la que permitió enjuiciar al dictador chileno Augusto Pinochet, en uno de los procesos destacados de este tribunal. Lástima que lo que es válido para Chile no lo sea para España, y aquí los crímenes del franquismo siguen sin ser juzgados (ya no digo condenados…). Lo intentó Baltasar Garzón en ambos casos, uno de esos jueces marca de la casa que gustan del poder salomónico que otorga el juzgado de instrucción de la AN. La respuesta fue clara: aquí puedes jugar a lo que tú quieras, pero con nuestras normas.

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La banda musical S.A. declara en la Audiencia Nacional

En los bancos de madera de la AN se ha sentado Txapote, el etarra que mató, entre otros, a Miguel Angel Blanco. Y también Manel F., un genial humorista gráfico, por la portada de El Jueves en la que Felipe le da amor a Letizia. Se ha sentado Rodrigo Rato, a declarar por el mayor pufo de nuestra joven dictacracia. Y Juan, cantante de S.A., por las letras de sus canciones. Se ha sentado Díaz Ferrán, un empresario estafador y sin escrúpulos, y también muchas personas acusadas de delitos contra la organización del Estado por hacer lo que deberíamos estar haciendo todos: rebelarnos. Ante semejante vara de medir, vaya usted a saber. Jorge Fernández Díaz, ministro de interior, ya dejo entrever que el aborto «tenía algo que ver con ETA«. De ahí a la Audiencia, es cuestión de paciencia…

FRASES CON HISTORIA

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Sin duda Roosevelt sabía de lo que hablaba. Cuando murió de una hemorragia cerebral, a los 63 años de edad, lo hizo trabajando en el escritorio del puesto con más poder del planeta, la mesa de presidente de los Estados Unidos, después de haber sido el único en la historia del país que ganó cuatro veces seguidas las elecciones. Un final en lo más alto que nada tuvo que ver con el destino, pero sí, y mucho, con su propio esfuerzo y la lucha contra las circunstancias. Hoy, Franklin D. Roosevelt es sinónimo de tesón, perseverancia y, porque no, de éxito, en la sociedad estadounidense, y por ende en todas las demás.

Nacido en el seno de una familia de aristócratas y terratenientes de los EEUU, todo estuvo de cara para el heredero de la dinastía Roosevelt. Muchos de sus antecesores habían sido políticos, empresarios y oligarcas en general, por lo que el joven Franklin no tuvo problema en aprender varios idiomas o practicar deportes como el tenis, el polo o la hípica. Su madre, sobreprotectora y posesiva, se encargó de que no le faltase de nada. Estudió en Harvard y en Columbia, y se casó con su mujer, Eleanor, a la edad de 23 años. Para entonces, Franklin D. Roosevelt era un joven apuesto, rico y con una carrera prometedora. Parecía predestinado a lo más alto, pero fue al contrario, tuvo que vencer al destino para poder llegar

En Abril de 1909 moría su tercer hijo un mes después de nacer. Fue el que llevaba su mismo nombre: Franklin Delano junior. Cinco años después, su quinto descendiente recibió de nuevo la responsabilidad de cargar con el nombre paterno. Eleanor, una mujer retraída y tímida, asumió el papel de madre y ama de casa, que era todavía mas sacrificado a principios de siglo. Roosevelt, lanzada ya su carrera política como Secretario de la Marina durante la I Guerra Mundial, comenzó a buscar fuera del matrimonio experiencias que saciasen su sed. En 1918 Eleanor descubrirá las infidelidades de su modélico marido. Fue la intervención de su madre, Sara Roosevelt, la que salvó a Franklin de que el escándalo se hiciese público, lo que dada la moral norteamericana, habría significado su fin en la política. Franklin y Eleanor convivieron desde entonces como dos amigos en una situación que beneficiaba a ambos, aunque sólo el orgullo de ella se vio manchado.

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Y entonces, en 1921, llegó el varapalo: Roosevelt contrajo la poliomelitis, una grave enfermedad que afecta al sistema nervioso, y que le dejó paralítico de cintura para abajo. El enérgico y vital Franklin no podría volver a mover las piernas nunca más. Su destino quedaba atado a una silla de ruedas y sus perspectivas de futuro se hacían pedazos. Esta desgracia fue sin duda el punto de inflexión en su vida. Tras asumir su nueva condición, Franklin D. Roosevelt se negó a que este hecho le trastocara todos sus planes. Si el destino le quería inválido, iba a tener que hacer algo más que inutilizarle las piernas. En un astronómico esfuerzo contra las circunstancias, consiguió convencer a todo el mundo de que , poco a poco, se estaba recuperando, si bien esto era científicamente imposible. Se hizo fabricar unas abrazaderas metálicas que sostenían sus piernas rígidas enganchadas a sus caderas, y aprendió a caminar pequeñas distancias. Y aunque la silla de ruedas era parte inevitable de su día a día, se cuidó mucho de que se le viese utilizarla en público. Sus discursos, sus apariciones, los actos en los que participaba… todo estaba preparado al milímetro para que no se notase que el carismático Franklin D. Roosevelt era discapacitado físico, y en cambio todos pudiesen ver lo privilegiado de su mente.

Contra todo pronóstico, logró el cargo de gobernador de Nueva York por el partido demócrata, lo que fue el trampolín para acceder al cargo de presidente de los Estados Unidos en 1932. Una vez allí, Roosevelt tuvo que enfrentarse a situaciones tan dramáticas como la Gran Depresión de los años 30 o la II Guerra Mundial. Pero ya había vencido al destino una vez y sabía lo que significaba luchar contra la adversidad y no dejarse ganar por esta. Posiblemente hubiese cambiado todo su reconocimiento y su gloria por poder dar un paseo sin ayuda; pero posiblemente no hubiese llegado tan lejos sin las lecciones aprendidas de tan traumática situación.

LA DIVISIÓN AZUL NOS PONE ROJOS

Junio de 1941. En la cima de su poder, con Europa subyugada a sus pies, Hitler se cree invencible. Francia ha caído, Inglaterra parece seguir el mismo camino, y el dictador alemán se ve capaz de triunfar dónde Napoleón fracasó: comienza la invasión de la URSS. Muy lejos de Berlín, en España, la noticia es recibida con regocijo por los jerarcas franquistas. La ocasión se presenta en bandeja para devolver a los nazis el capote que les echaron en la Guerra Civil, cuando la Legión Cóndor se desplazó a la península para apoyar a Franco en su lucha contra la II República. En un principió se planteó enviar una división del maltrecho ejército español, pero eso implicaría entrar oficialmente en guerra. Era mucho más sensato enviar una división de voluntarios, que se subordinasen a la Wehrmacht, el ejército nazi de tierra (juramento de fidelidad al Führer incluido), de forma que si algo salía mal, aquí paz y después gloria. Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo de Franco y un declarado germanófilo, se puso su traje blanco de los domingos y se dirigió a los españoles. «…No es hora de discursos, pero sí de que la Falange dicte en estos momentos su sentencia condenatoria: ¡Rusia es culpable!…«

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Oficina de la División Azul en la Estación del Norte

Con este alegato quedaba abierto el proceso de alistamiento voluntario para la «250 Einheit Spanischer Freiwilliger«, que se conocería popularmente como la División Azul, por el color de las camisas de los falangistas. 18000 personas respondieron a la llamada, principalmente militares y jóvenes universitarios afiliados al SEU, un sindicato estudiantil de la falange. Por aquel entonces ya no quedaban muchos rojos para fusilar en España, y los fascistas españoles no querían perderse esta oportunidad. Pero no es lo mismo asesinar de un tiro en la nuca a un hombre desarmado y arrodillado en la tapia de un cementerio que enfrentarse cara a cara al Ejército Rojo en la estepa rusa y con temperaturas bajo cero. Lo que en un principio parecía una victoria segura del fascismo sobre el comunismo resultó ser la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y los españoles pudieron anticipar la sensación que más tarde revivirían con cada evento futbolístico internacional (hasta el 2008): muchas expectativas, muy pocos resultados. Su actividad estuvo relegada al norte del frente oriental, donde participaron en el sitio de Leningrado. Los alemanes veían a los españoles como una fuerza entusiasta pero indisciplinada y poco cuidadosa con el equipo y el material, lo que propició que la confianza del alto mando alemán en la División Azul fuese relativa. Su estancia de dos años en la Unión Soviética acabó con más pena que gloria, y alrededor de 8000 divisionarios españoles quedaron para siempre enterrados en tierras rusas.

De aquello han pasado ya más de 70 años. Forma parte de nuestra historia, nos guste o no: España colaboró con el mayor genocida que jamás haya existido, y combatió a su lado durante la Segunda Guerra Mundial. Desde luego, no es para estar orgullosos. Por eso no deja de resultar sorprendente que el pasado 11 de Mayo, la delegada del gobierno de Cataluña, María de los Llanos de Luna, entregase a la Hermandad de la División Azul un diploma de reconocimiento en un acto de la Guardia Civil. ¿Nos hemos vuelto locos? Hace apenas dos meses, María Dolores de Cospedal tildaba de nazis a los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Ahora, a los nazis de verdad se les reconoce su labor con un diploma. Y claro, en Europa alucinan. Como para no. Aquí, al sur de Pirineos, ensalzamos la figura del fascismo, el mismo que liquidaba judíos, gitanos, socialistas, comunistas, demócratas, liberales, y casi todo lo que no fuesen otros fascistas. Al otro lado de la cordillera saben perfectamente lo que significó la esvástica, y a ningún dirigente político en su sano juicio se le ocurriría defender semejante despropósito. Una vez más, Spanien ist anders.

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Entrega del diploma a la Hermandad de la División Azul

Para finalizar, una reflexión: pongamos por caso que la División Azul hubiese tenido una actuación brillante en los combates, y que los nazis hubiesen derrotado al Ejército Rojo en Leningrado, Stalingrado y Moscú, ganando por tanto la Segunda Guerra Mundial. Habríamos sido una ayuda para que el nazismo se impusiera en toda Europa, y tendríamos una responsabilidad, por pequeña que fuese, en el holocausto, en la eugenesia, en la represión y en la xenofobia que, sin duda, imperarían. ¿Seguiríamos homenajeando a estos individuos? Me da miedo pensar la respuesta…

«EL TIEMPO DE LOS HÉROES», JAVIER REVERTE

«Toda nación que cuenta con una gran epopeya en su historia tiene el deber de crear literatura sobre ella«. Con esta premisa, Javier Reverte, escritor madrileño, acomete la difícil tarea de escribir una novela sobre la Guerra Civil, ese conflicto tan nuestro y a la vez tan internacional que empezó en el 36 y que, aunque oficialmente acabó en el 39, aún hoy sigue dejándose notar en la sociedad española. Como eje, ha elegido a uno de los personajes más emblemáticos del conflicto: el general del ejército republicano Juan Guilloto León, «Modesto», del que repasa su trayectoria durante los tres años de combates, manteniendo un buen nivel de rigor histórico y permitiéndose a la vez licencias, que para eso es su novela.

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Nacido en el Puerto de Santa María, dónde trabajó en un aserradero, Modesto se afilia al Partido Comunista en 1930, y durante la II República viaja a la Academia Frunze de Moscú, dónde recibe instrucción militar básica. De vuelta a Madrid, pronto se destaca al mando de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), creadas en 1934, durante el gobierno derechista de la CEDA, para contrarrestar el pistolerismo fascista. Tras el golpe militar del 18 de Julio, Modesto hace gala de una actitud intachable. Ayuda a sofocar la rebelión en el Cuartel de la Montaña de Madrid, y se encuadra, al igual que las MAOC, en el Quinto Regimiento. A partir de aquí su ascensión es fulgurante, participando en las batallas más importantes de la Guerra Civil: la defensa de Madrid, Brunete, Belchite, Teruel… dónde sus éxitos tácticos y organizativos se ven ensombrecidos por el dominio de los sediciosos en el terreno bélico. Su consagración llega en el verano de 1938, cuando, con el rango de teniente coronel, se pone al mando del Ejército del Ebro, en uno de los últimos intentos de la República por ganar la guerra, o al menos por no perderla. Pese al éxito inical de la ofensiva, los franquistas acaban expulsando a las tropas republicanas de nuevo al otro lado del río tras 4 meses de combates. La suerte estaba echada, y aún con la determinación de los comunistas, entre ellos Modesto, por resistir hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, Franco gana la guerra el 1 de Abril de 1939, con la inestimable ayuda del general Segismundo Casado, el socialista Julián Besteiro y los anarquistas de Cipriano Mera, que se rebelaron en Madrid contra el gobierno de Negrín para entregarse al enemigo.

La derrota supuso el exilio para todos aquellos que habían defendido la libertad con sangre durante los tres años de conflicto, y Modesto se dirigió a la Unión Soviética, dónde su experiencia sería útil en la organización del Ejérctio Rojo para poder combatir a Hitler. Con el fin de los conflictos, Modesto demostró que se movía mejor en las trincheras que en los despachos, y quedó al margen de las pugnas internas en el PCE por hacerse con el poder. Prefirió un retiro tranquilo en Praga, dónde moriría en 1969, sin haber vuelto a ver su tierra en la bahía de Cádiz.

Dada la talla de este personaje, novelar su biografía es una tarea arriesgada. Javier Reverte la acomete con tesón y voluntad, y es de agradecer su intención por recuperar la memoria de héroes olvidados durante tanto tiempo. Pero, sin desmerecer su trabajo, no logra evitar caer en lugares comunes y en tópicos guerracivilistas, que restan interés al análisis histórico. En ocasiones, llega a resultar incluso ofensivo para la memoria de los que fueron compañeros de armas de Modesto. Destaca su empeño en enfrentar constantemente al gaditano con Enrique Líster, otro destacado militar republicano surgido de las milicias, que se nos presenta como un bufón al que compara constantemente con el protagonista para ensalzar sus cualidades. Tampoco el anarquismo sale bien parado, haciéndose de él un retrato sesgado bajo unos criterios simplistas.

Pero en «El tiempo de los héroes» no se pretende en ningún momento ser objetivo ni verídico, ni subjetivo ni falso. Es sólo una novela escrita sobre un personaje, y en estos casos el escritor se reserva el derecho a interpretarle a su gusto. Igual que un actor, Javier Reverte se mete en la piel de Juan Guilloto León, e interpreta su propio «Modesto», se mete en su cabeza e inventa sus preguntas, sus respuestas, sus reacciones… No está mal, pero no es de Óscar.

LA MALA EDUCACIÓN

Me permito tomar prestado el título a Pedro Almodóvar, de una película que no he visto. Del tema a tratar tampoco estoy muy documentado, así que todo cuadra. La educación es sin duda compleja. Los modales no, saber estar es algo relativamente sencillo. Lo complejo es la Educación con mayúscula, la que forma al individuo, lo dota de herramientas para aprovechar mejor su existencia y lo convierte en útil para la sociedad. Con todo lo que esto implica.

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Jose Ignacio Wert, Ministro de Educación y artífice de la LOMCE.

Suenan tambores de guerra en las aulas. La reforma educativa ha puesto en pie a profesores, alumnos, padres, madres, y ciudadanos en general, en otro frente abierto en el asalto del Capital (¿que es eso de «los mercados»?) al sector público, y de la religión a la laicidad del Estado. La LOMCE está hecha al gusto del partido que gobierna, y no son buenos tiempos para la lírica, ahora se llevan los números. Pero sería de inocentes sorprenderse. Desde la publicación de aquella estupenda obra de ficción llamada Constitución Española de 1978, hemos vivido un baile de siglas, todas tan parecidas (LOGSE, LODE, LOCE, LOE) que hasta se agradeció el literario nombre del «Plan Bolonia». Llegaban, agitaban los pasillos y las conciencias de los adolescentes, el telediario se hacía eco de su disconformidad sin profundizar en los motivos y luego caían como una losa sobre el programa educativo, enfangando más que ayudando. Y de paso, favoreciendo un enfoque mercantilista de la enseñanza, en dónde se la quiere poner a dar beneficios como si de un fondo de inversión se tratase.

Modelar un sistema educativo que complemente al sistema económico es el sueño húmedo de Don Dinero, y aunque sus esbirros son pocos y cobardes, ocupan los puestos cruciales. Nadie dude que la nueva reforma nos la vamos a comer con patatas, pero con la de mierda que tragamos, una mas… ¿no? No. El colegio no es una cosa de niños. Muy pocas cosas nos van a acompañar hasta que seamos viejos, pero una de ellas será la educación recibida. Moriremos sabiendo quien fue Ghandi, que descubrió Pasteur, que escribió Shakespeare, por qué llueve o cómo se hace una regla de tres. Los más afortunados, además, guardarán recuerdos nítidos de los años en los que lo aprendieron, cuando el mundo cabía en un patio y duraba lo que un recreo. Por eso es tan importante que lo que aprendamos esos años, lo que ya no olvidaremos, no este regido por intereses de ningún tipo, y mucho menos económicos o ideológicos. La falsa idea de la productividad, valorada en beneficios, no tiene cabida en las instituciones de enseñanza, ni primaria ni superior, porque su labor no debería tener nada que ver con cochinos euros. Su labor es formar a los ciudadanos que, luego sí, contribuirán productivamente a la sociedad de la manera que estimen oportuna en función de su criterio.

Igualmente, los métodos y los programas de enseñanza deben ser revisados. Revisados por profesores y pedagogos, no por políticos. Y mucho menos por curas. España ya tuvo su propia travesía por el desierto, 40 años de nacional-catolicismo que llenó las aulas de crucifijos y las vació de ciencia y de cultura. Adán sutituyó a Darwin y Eva a Marie Curie. Parecía que habíamos dejado atrás esos tiempos, pero ahora, los herederos del legado de Franco quieren volver a imponer sus dogmas donde más daño pueden hacer: en las inocentes y aún en fase de formación, cabezas de nuestros hijos, hermanos, sobrinos o vecinos. Y una cosa es respetar las creencias de los demás en el ámbito privado y otra cosa muy distinta es imponérserlas al conjunto.

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Dicen que necesitamos una reforma educativa. Yo no lo creo así. Necesitamos una revolución educativa. Un cambio radical en la manera de transmitir a futuras generaciones los conocimientos necesarios para su desarrollo. Basta ya de fomentar la competitividad y la exclusión. Bienvenido sea un enfoque social e igualitario. Basta ya de «¿A cuanto tiene que vender Jaimito las manzanas para obtener X pesetas?». Es momento de «Cuantas manzanas tiene que plantar Jaimito para poder dar una a cada habitante de su pueblo?». Otro gallo nos cantaría.

MI, NUESTRA, SU

Van armados y reciben órdenes. Tranquilos todos, esas órdenes, en teoría, se las damos nosotros. Bueno, nosotros damos órdenes a los tipos que tienen que dar las órdenes a estos primeros tipos. No, a ver, nosotros «elegimos» a los tipos que luego dan las órdenes a los de las pistolas, a través de un sistema de sufragi… bueno, que hablamos de la Policía, así sabemos bien por dónde van los tiros.

La búsqueda de protección en la sociedad es tan antigua como la propia sociedad. El ser humano quiere encontrar ayuda física para resolver sus conflictos con otros ciudadanos. Es lógico que en una comunidad no todo el mundo se comporta de una manera correcta y desarrollar mecanismos de control resulta beneficioso para el colectivo. Pronto estos mecanismos se incorporan a las civilizaciones, y se hacen fundamentales en la organización de los Estados. O de los reinos, como era el caso de la España decimonónica. Allí fecha el Cuerpo Nacional de Policía sus orígenes, según su página web. Más concretamente, en la Real Cédula del rey Fernando VII de Borbón, en Enero de 1824. Donde dice:

Entre las atenciones que al verme restituido a la plenitud de los derechos legítimos de MI soberanía, reclaman con urgencia MI paternal solicitud, he considerado como una de las mas importantes el arreglo de la policía de MIS reinos, la cual debe hacerme conocer la opinión y las necesidades de MIS pueblos, e indicarme los medios de reprimir el espíritu de sedición, de extirpar los elementos de discordia, y de desobstruir todos los manantiales de prosperidad.» De las múltiples interpretaciones del texto, me quedo con una: el MI.

Naturalmente, de eso han pasado 190 años.  Pero aún ocurre con frecuencia en las sociedades avanzadas, que esa labor de protección colectiva de la que hablábamos se entrega al poder sin contrapartida, o bien este la absorbe sin remisión, pasando a ser SU policía. Por supuesto, seguirá cumpliendo las funciones de seguridad ciudadana para las que está encomendada. Desde el mas banal papeleo a complejas operaciones mucho mas serias, donde además merecen ser felicitados por su trabajo. No debemos olvidar que a día hoy, desgraciadamente, el mundo sería todavía un poco más difícil sin maderos.

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Pero, en última instancia, están subordinados al Ministerio del Interior y no a la ciudadanía. Dejan de ser las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado para convertirse en las del gobierno. Por tanto, el gobierno puede disponer de ellas a su antojo para las tareas que así lo requieran. El problema surge cuando estas tareas entran conflicto con la obligación de garantizar la seguridad ciudadana. Por ejemplo, en una situación cómo la que atraviesa España, dónde desde la monarquía hasta el conserje del 13 de la calle Génova están expoliando ese Estado del que, dicen, formamos parte, la policía debería garantizar NUESTRA seguridad deteniendo a los autores de tan lamentables crímenes. Pero, en lugar de eso, no sólo protegen a los criminales, sino que son utilizados en contra de los propios ciudadanos, para echarles de sus casas, reprimirles en la protesta social y evitar por todos los medios que se produzcan los cambios que el sistema necesita. Ojo, las quejas de uso indebido de los cuerpos policiales no sólo vienen de abajo. ¿Acaso el PP no acusó a Rubalcaba de dirigir acciones orquestadas contra su partido? ¿y los GAL? No es nada nuevo, lo sabía Fernando VII, y lo sabe Jorge Fernández Díaz.

No seré yo el que dude de la bondad del ser humano. Los individuos que están dentro de los uniformes no dejan de ser trabajadores, y como tal, los habrá honrados y sinvergüenzas, buenos y malos, listos y tontos, de derechas o no… Son piezas de un engranaje, cómo cualquier otra persona, y ellos no son los culpables. Pero deben ser conscientes de que hoy por hoy, sirven a quien sirven. El Estado español está muy lejos de ser el Pueblo español, y por lo tanto la policía del Estado español está muy lejos de ser la policía del Pueblo español.

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Página web del Cuerpo Nacional de Policía                             Real Cédula de Enero de 1824

JUAN MARCH, LOS NEGOCIOS DE LA GUERRA.

A lo largo de la historia, podemos encontrar personajes muy dados a exhibirse. Les gusta la fama, copan las conversaciones y las portadas y buscan siempre el primer plano, muchas veces supliendo con este reconocimiento popular su falta real de poder o de relevancia en términos históricos. De igual manera, hay otros individuos que rehuyen de plano esta visibilidad, eligiendo las sombras de la incertidumbre para moverse y realizar sus actividades. Esa posición es mucho más cómoda si realmente se ostenta poder, pues no es necesario dejarse ver para ejercerlo, y evita que se encuentren en la diana de la opinión pública. Y si encima las actividades a las que se dedican son ilícitas, sólo un bobo se pondría debajo de los focos teniendo detrás la seguridad de las bambalinas.

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Juan March Ordinas, Mallorca 1880- Madrid 1962

Juan March Ordinas, nacido en 1880, no era ningún bobo. Inculto, quizá, pero con tanta inteligencia como pocos escrúpulos. Este empresario mallorquín «hecho a sí mismo», como gusta el capitalismo denominar a sus cachorros, fue capaz de salir de su pequeño pueblo en la isla de Mallorca y convertirse presuntamente en la séptima fortuna del mundo, si bien en el turbio mundo de las finanzas nunca se sabe, pudo ser mucho menos, o mucho más. Para ello, el conocido cómo Verga en su pueblo por la vara que su padre usaba en la cría de cerdos, tiró de repertorio. Un poco de dinero aquí, unas tierras allá, contactos en lo más alto y también en lo más bajo, y pronto era el rey del contrabando de tabaco en España.

La llegada de la I Guerra Mundial fue como una lluvia de maná para sus arcas, y negoció indistintamente con los alemanes y los británicos, sacando jugosas tajadas por el «esfuerzo». Durante la II Guerra Mundial, más de lo mismo. Este es un rasgo que le acompañaría toda su vida: incluso habiendo estado  metido en política, habiendo participado económicamente en la guerra y habiendo sido un apoyo del franquismo, tanto al principio como al final, la única lealtad que Juan March conocía era para les pessetes. En su historial, además, cuenta con sospechas fundadas de asesinato, conspiración, e incluso una fuga de la cárcel de Alcalá de Henares en 1933, primera y única vez que pisaría un calabozo después de que la II República consiguiera encerrarle debido a sus actividades económicas irregulares. Como venganza, el mallorquín financiaría años más tarde el golpe de estado del 18 de Julio del 36, siendo su dinero un factor clave para la victoria de Franco. Quien crea que lo hizo por convicciones, yerra. March sólo sabía pensar en el beneficio económico.

Más de 50 años después de su muerte, su figura sigue siendo un enigma. Poca gente conoce realmente quién fue Juan March, y poco más sabemos de él aparte de que a su muerte legó una fundación, a la manera de Rockefeller o Carnegie, para pasar a la historia como un filántropo y no como un vulgar mafioso. Pero no es el único vestigio del apellido March. La Banca March sigue funcionando en nuestros días, con grandes inversiones en los principales grupos empresariales españoles. Indra, Acerinox, ACS o Prosegur cuentan con importantes sumas de capital provenientes del imperio del Verga. En un intento por esclarecer los hechos que rodean a este controvertido personaje, la cadena de television catalana TV3 ha realizado el documental «Juan March, los negocios de la guerra«, del que podéis ver la versión en castellano un poco más abajo. En él, gracias al acceso a archivos desclasificados recientemente, se prueban no sólo los turbios negocios de March, sino también su falta de toda ética. El propio Winston Curchill no dudó en afirmar que era un «facineroso de la peor calaña»…justo antes de decir que sus intereses comerciales estaban de parte de Inglaterra, por lo que era válido cómo aliado. Los nazis hicieron la misma apreciación. El dinero no entiende ni de colores ni de moral. O dicho de otro modo, la pela es la pela.

EEUUTANASIA

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Ejecución de un preso en la silla eléctrica. Cárcel de Sing Sing, hacia 1900

Dícese de la muerte de un individuo decidida libre y voluntariamente por el gobierno de los Estados Unidos. Por ejemplo, cuando un reo es ejecutado, tras haber sido condenado a muerte por un hecho tipificado como lo suficientemente nocivo para la sociedad por el código penal estadounidense. Salvo raras excepciones, va acompañada de sufrimiento físico o psicológico, causado a la víctima o a sus allegados. Si tienes la suerte de ser ejecutado en Alabama, Florida, Carolina del Sur, Tennessee o Virginia estarás en uno de los únicos lugares del mundo dónde siguen utilizando la silla eléctrica para administrar su justicia, y podrás experimentar una amplia gama de padecimientos. Para que tú o tu familia lo asimiléis mejor, habréis tenido unos años de incertidumbre en un corredor de la muerte dónde hay más esperanzas que vida por delante, dejándo la puerta abierta y la nevera llena al daño psicológico posterior, que a su vez elegirá su propia forma de cristalización.

La EEUUtanasia puede aplicarse de forma individual o en grupo, con el subsiguiente ahorro de medios técnicos y materiales y el añadido efecto ejemplarizante. Así, en la guerra de Vietnam, se decidió que los vietnamitas eran culpables y debían ser masacrados. La administración de Lyndon B. Johnson se puso manos a la obra. Bajo el pretexto del «Incidente del Golfo de Tonkin», un ataque a uno de sus barcos que resultó ser falso (¡sorpresa!) , los Estados Unidos dieron rienda suelta a sus depósitos de napalm y mataron a 4 millones de seres humanos tirando por lo bajo. El napalm es un gel de gasolina que arde indefinidamente e incinera toda forma de vida orgánica, incluidos vietnamitas. En este caso el sufrimiento físico es patente. En cuanto al psicológico, tuvo la capacidad de causarlo no sólo a los habitantes de Vietnam, sino a los de todo el plantea, gracias a la cobertura que hicieron del conflicto los medios de comunicación.

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Fotografía de Nick Ut. En el centro, la joven Kim Phuc abrasada por Napalm.

Fotografías como la de Nick Ut en la que se ve a una jóven Kim Phuc, de tan sólo 9 años de edad, corriendo por una carretera, desnuda y con el 65% de su cuerpo abrasado por el napalm, consiguieron remover las conciencias de (casi) todos los habitantes del mundo.Por cierto, la crueldad bien vale un Pulitzer, y a Nick Ut se lo concedieron. Para evitar este tipo de problemas, Estados Unidos regularizaría mas adelante la cobertura mediática de las guerras en las que participaba, pero eso es otra historia que daría para muchas líneas más.

Hechos execrables cómo estos, es cierto, los cometen muchos otros países del mundo. Irán condena el adulterio con la lapidación. En Siria, las tropas gubernamentales de Bashar Al-Ashad han sido recientemente acusadas de utilizar armas químicas contra las tropas rebeldes. La Alemania nazi no necesita presentación. Prácticamente todos los estados tienen al menos una carpeta con documentos que prueban actuaciones como estas, nadie se salva. Pero hay una diferencia fundamental entre estos actos y la EEUUtanasia propiamente dicha. Mientras que los primeros son condenados de forma unánime por la comunidad internacional y rechazados por la sociedad civil en su conjunto, los asesinatos cometidos por Estados Unidos gozan no sólo de legalidad jurídica, sino también de apoyo ciudadano, legitimidad internacional y la bendición de Dios.

Y por supuesto, tampoco son muy dados ha pedir perdón por estos actos. No lo necesitan. Hiroshima o Nagasaki siguen ahí, y de momento nadie ha dicho nada. Es la confirmación de su más absoluta impunidad. Saben que pueden volver a hacerlo cuando lo necesiten, que su estatus de juez y parte les permite decidir sobre las vidas de todos los seres humanos de la Tierra. God bless América.

Atomic bombings of Hiroshima and Nagasaki - 65th Anniversary

Nube de humo sobre Nagasaki tras el lanzamiento de «Fat Man», una bomba atómica de 25 Kilotones,  cuatro días después de que «Little Boy» de 17 kilotones, cayese sobre Hiroshima.